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Hablemos de algo que todos hacemos, pero pocos admiten: la incomodidad de pedir un vaso de agua del grifo en lugar de agua embotellada en bares y restaurantes.
A priori esta es una petición sencilla, pero no podemos negar que a menudo nos encontramos sopesando cuál es la mejor opción según el caso y las circunstancias.
Exploremos las razones que hay detrás de esta práctica y analicemos qué implicaciones tiene para los consumidores y para la industria de la hostelería.
La obligación de ofrecer agua del grifo gratis
El agua es un recurso sostenible, asequible y muy saludable, la mejor bebida para calmar la sed e hidratarse. Y en la mayor parte de España, tenemos la suerte de que el agua que sale del grifo es potable y de buena calidad.
No obstante, son muchos los bares y restaurantes españoles que a día de hoy siguen cobrando el agua del grifo a pesar de que desde abril de 2022 es obligatorio por ley que ofrezcan y dispensen agua no envasada de manera gratuita.
Vamos que, esta nueva norma declara que los establecimientos hosteleros españoles deberán siempre ofrecer a los usuarios de sus servicios la posibilidad de beber agua del grifo gratis en jarra o vaso.
En la gran mayoría de los países de la Unión Europea como Francia, Italia y Alemania, pedir un vaso de agua del grifo es una elección natural y aceptada, además de que es una práctica bien vista por los clientes por considerarse una obligación moral.
Lo que dice la ley sobre el agua del grifo en España
La OCU destaca el papel crucial que tiene en este sentido la entrada en vigor de la Ley de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, la cual pretende apostar por un consumo racional y sostenible, y entre otras medidas, se limita el uso y la necesidad de recurrir a envases de un solo uso.
Concretamente, el artículo 18.3 de esta ley afirma que «en el caso de los establecimientos de la hostelería y restauración se tendrá que ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, la posibilidad de consumir agua no envasada de forma gratuita y complementaria a la oferta del establecimiento».
Esta medida responde a una exigencia histórica de la OCU en su afán por que los hosteleros ofrezcan agua del grifo de forma gratuita, como sucede en la mayoría de países de la UE; así como una respuesta a las numerosas llamadas de atención que Bruselas le ha dado a España por el poco esfuerzo realizado para reducir los envases de un solo uso.
¿Qué pasa con el cobro del agua filtrada en bares españoles?
El agua filtrada es aquella que ha pasado por un proceso de purificación para mejorar su calidad. Este proceso puede implicar la eliminación de impurezas, sabores y olores no deseados. Algunos bares argumentan que el costo asociado a la filtración justifica el cobro adicional, pero ¿Hasta qué punto?
La sostenibilidad es uno de los grandes argumentos que defienden estos sistemas, ya no sólo por evitar plásticos, sino también por el transporte y la consiguiente huella de carbono que provocan, además del almacenamiento, la logística y los costes que también se reducen.
A pesar de estos beneficios, persiste la incertidumbre sobre el justo equilibrio entre la calidad del agua y el costo adicional para los clientes, lo que plantea la pregunta fundamental de hasta qué punto los consumidores están dispuestos a pagar por un recurso esencial, pero ahora filtrado y más sostenible.
Lo que dice Facua sobre el agua purificada en bares
Aunque es complicado que la medida se plantee como ilegal, es cierto que la primera alternativa antes de ofrecer agua filtrada con coste ha de ser la de ofrecer un vaso de agua del grifo gratis.
La diferencia radica en la transparencia (no del agua en este caso), es decir, que lo ideal es que tanto local como consumidor especifiquen si se desea (y ofrece) agua mineral o filtrada.
Para hostelería los sistemas de tratamiento de agua suponen una gran rentabilidad, pues permiten cobrar por agua del grifo «tratada» con una inversión relativamente pequeña.
En este contexto, los sistemas de tratamiento de agua se revelan como una inversión rentable para la hostelería ante la oferta de la gratuidad del agua del grifo.
La clave radica en encontrar un equilibrio que garantice la calidad del agua y la satisfacción del cliente sin imponer cargas financieras innecesarias.
La evolución de esta práctica dependerá de la capacidad del sector para armonizar los aspectos económicos con las expectativas de una clientela cada vez más consciente y comprometida con la sostenibilidad.
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